Vendimia, un paseo por la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry

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Agosto y en la provincia de Cádiz tiene lugar uno de los rituales más antiguos de cuantos se celebran en este territorio salino. Un ritual practicado por fenicios, romanos y por cuantas civilizaciones han pisado y hecho suyo este rincón del Sur. Os hablamos de la vendimia, esa faena que, a golpe de sol y riñón, logra arrancar los mejores aromas de este paisaje de perfiles suaves y vientos cálidos.

Vendimia que tiene lugar estos días entre viñedos que conviven con grandes extensiones de verdes pinares, blancas salinas, ricos esteros y casi al borde de playas infinitas

Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Puerto Real, Chipiona, Rota, Trebujena y Chiclana de la Frontera, pertenecientes a la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry, son las joyas vitivinícolas de la provincia de Cádiz, cada una con la elaboración de caldos que se han ganado el aplauso de los paladares y narices más exigentes.

Vinos variados (manzanilla, fino, oloroso, moscatel…) que, sin lugar a dudas, son placeres destacados de la provincia de Cádiz y que ‘arrastran’ una historia y patrimonio que te sorprenderá.

Para que vayas afinando los sentidos aquí te damos unas pequeñas pinceladas de cada una de estas localidades en las que se rinde culto al dios Baco.

Jerez de la Frontera

Qué decir de Jerez de la Frontera, cuna de vinos históricos y de excelencia que se respiran y amamantan de norte a sur y de este a oeste de un término municipal que habla el idioma de los viñedos. Corazón de la afamada Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry, sus calles son un laberinto de aromas de un universo al que dan vida algunas de la bodegas más antiguas y prestigiosas del mundo: Sandeman (1790), Tío Pepe-González Byass (1835), William & Humbert (1877) y Fundador Pedro Domecq (1730), entre otras. Pocos placeres son comparables al de visitar estos auténticos templos del vino, perderse entre sus infinitos pasillos de barricas centenarias y rematar la faena degustando algunos de esos caldos que son el fruto de siglos de sabiduría, cariño y mimo.

El Puerto de Santa María

Perla de la Bahía de Cádiz, su historia no se entiende sin el vino. De él, de su relevancia cultural, social, económica y patrimonial, nos hablan sus prestigiosas bodegas, algunas de ellas con casi 300 años de antigüedad y destacada fama mundial, caso de Osborne o Caballero. Y es que el vino y cuanto mana de él es uno de los grandes atractivos turísticos de esta bella localidad marinera, que (consejo) se entiende y disfruta mejor con un buen pescaíto frito y una buena copa de fino. Conocer el proceso del sistema de criaderas y soleras y la elaboración de los reconocidos brandis portuenses son algunas de las propuestas a las que te invitan sus bodegas. De hecho, existe una  Ruta Urbana del Vino, Brandy y Vinagre de El Puerto.

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Sanlúcar de Barrameda

Con un entorno dibujado por el Atlántico, la desembocadura del Guadalquivir y el Coto de Doñana, los vinos de Sanlúcar de Barrameda son la máxima expresión de los ‘caldos marineros’. ¿Quién no ha oído hablar de la manzanilla?, ese vino blanco y seco, fruto de uvas palomino y acunado bajo ese delicado velo de flor.  Vino exclusivo de las bodegas sanluqueñas, es la cumbre de una cultura vitivinícola que se respira en las calles y plazas de la localidad y de la que te invitamos a empaparte visitando las bodegas Herederos de Argüeso, Barbadillo, Delgado Zuleta, La Cigarrera y, entre otras, La Gitana. Sin lugar a dudas, un placer para los sentidos.

Chipiona

Localizada en el extremo más occidental de la costa de Cádiz, su gran embajador es el moscatel, uno de los vinos dulce de mayor prestigio mundial. Caldo que, incluso, es objeto de un museo; un espacio creado para que puedas experimentar ese universo de sensaciones olfativas y gustativas que lo hacen diferente, único. Mellado Martín, Los Madroñales, Cooperativa Católico-agrícola y César-Florido son algunos de los santuarios de este territorio de perfumes que cautivan y que son parte importante, trascendental, de la rica gastronomía local. A modo de curiosidad, contaros que el moscatel, por ser un vino que se ‘apaga’ con alcohol para evitar su fermentación, en la antigüedad fue conocido como ‘vino bastardo’.

Rota

‘Sacudida’ por los vientos de poniente y levante, es otra de las joyas vitivinícolas de la provincia de Cádiz, muy en especial por su uva Tintilla. Pequeña, delicada y de color azulado oscuro a negro, sus pequeños  racimos son el origen de un vino excepcional, con identidad propia y dulzón. Vino que ha conquistado territorios tan ‘de vino’ como Reino Unido, Francia, Italia o EE.UU. Visitar la emblemática bodega El Gato es una experiencia que te aconsejamos, en ella podrás descubrir todos los secretos de la uva Tintilla y deleitarte en su ‘Sacristía’, templo en el que atesora sus vinos más antiguos y apreciados.  Fino, moscatel, cream, Pedro Ximenez, oloroso… forman también parte de la producción de las bodegas de Rota.

Chiclana de la Frontera

Territorio de salinas y esteros, Chiclana es una de las localidades de la Bahía Cádiz con mayor tradición vitivinícola, de ello hablan las numerosas bodegas y despachos de vino que aún salpican su casco histórico. Cooperativa Unión de Viticultores Chiclaneros, Manuel Aragón, Primitivo Collantes, San Sebastián y Vélez son algunas de las bodegas más emblemáticas y afamadas de una localidad en la que no hace mucho casi todas las familias cultivaban la uva en pequeñas parcelas que pasaban de padres a hijos. Finos, olorosos, amontillados, moscateles… dan fe de una tradición que se relata de forma muy atractiva e interesante en el Centro de Interpretación del Vino y la Sal.

Trebujena

Municipio del Bajo Guadalquivir, esta localidad gaditana es tierra de mostos desde tiempos inmemoriales. Excelente caldo que se emplea para la elaboración de los afamados jereces y cuyo punto de partida son  viñedos mimados y artesanales. Su memoria vitivinícola la alimentan bodegas como la de la Cooperativa Virgen de Palomares, sociedad agrícola fundada en 1957 cuya principal actividad es la elaboración de vino joven del año, que en esta zona se denomina ‘mosto’. A ella se suman otras como La Cooperativa Vitivinícola Albarizas de Trebujena S.C.A, en la que se producen vinos blancos tranquilos y generosos (fino, amontillado y oloroso). Amontillado Castillo de Guzmán, Bijuré y Cream Castillo de Guzmán son algunos de sus preciados vino.

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